Durante
estos meses en el Máster de Profesor en Educación de Secundaria hemos podido
conocer y aprender muchos aspectos de la educación, sobre todo de forma
teórica, como los diferentes contextos educativos que nos podemos encontrar,
teorías pedagógicas existentes en la actualidad, metodologías de enseñanza/aprendizaje,
etc. Para nosotros ha sido importante establecer este punto de partida dentro
de nuestra formación, pero la verdad es que donde hemos podido observar la
realidad educativa existente hoy en día ha sido durante nuestras prácticas en
un centro educativo. Sólo han sido dos meses escasos pero han sido suficientes
como para poder afianzar, por lo menos en mi caso, muchas de las opiniones que
tenía sobre la educación artística dentro del ámbito escolar.
Mentiría si
dijera que la mayoría de personas que han tenido una formación artística durante gran parte de su educación, no se han sentido infravalorados
o incluso menospreciados por parte de la sociedad actual. “En Bellas Artes no estudiáis,
sólo pintáis”, “¿Qué habéis aprendido hoy en la Universidad? ¿Los colores?” “Esa
carrera es muy fácil, no es Derecho”. Estos son algunos de los comentarios que
me ha tocado escuchar alguna vez de mi vida y al principio molesta, te cabreas,
pero con el paso del tiempo te acabas acostumbrando. Te acabas acostumbrando
porque te das cuenta que no es sólo a nivel personal, sino que es a nivel
general, de la sociedad actual, de las instituciones públicas, en definitiva,
del sistema actual. No interesa que las personas aprendan a ser creativas, a
pensar de forma diferente, a crear otros modos de entender el mundo. No
interesa que la sociedad aprenda a pensar de forma crítica.
Como decía,
el estar dos meses en un centro te das más cuenta de esa infravalorización del
arte, en este caso de la asignatura de Educación Plástica y Visual frente a
otras asignaturas que parece ser que son más importantes. ¿Por qué es
imprescindible que un alumno aprenda a leer textos y no a entender imágenes? ¿Por
qué es esencial que un alumno aprenda hechos y datos históricos si luego no establece
una conexión con su patrimonio más personal para valorarlo y conservarlo? Los
alumnos acaban infravalorando el arte en muchas ocasiones gracias al lugar que
tiene hoy en día la educación artística en el ámbito escolar.
Con la nueva ley
educativa (LOMCE) se puede observar ese desprecio por las asignaturas
artísticas intentando que cada vez haya menos opciones para la libertad de
creación. Pero no sólo se puede observar en la legislación sino que dentro del
mismo centro escolar se aprecia en el horario de asignaturas. La mayoría de
ocasiones podemos ver cómo aquellas asignaturas más artísticas como Educación
Plástica y Visual, Música, Tecnología, etc se incluyen en horarios de tarde, o
a última hora de la mañana un viernes… Es verdad que el horario es el que es y
alguna asignatura debe estar en horas “más complicadas” para aprender. “Más complicadas”
me refiero porque está demostrado que el interés y la atención de los alumnos
es mayor por las mañanas y al inicio de la semana que por las tardes que tienen
ganas de irse a casa o a última hora de la mañana un viernes que lo que quieren
es irse de fin de semana. Pues qué casualidad que en estas horas “más
complicadas” suelen estar las asignaturas artísticas. Supongo que pensarán que
para hacer manualidades no es necesario concentrarse porque como en Educación
Plástica sólo se pinta… Esta opinión no sólo la tienen la mayoría de profesores
de dibujo sino que incluso hasta los propios alumnos se dan cuenta de ello. Y
con ello se consigue que el alumnado no valore esta asignatura como el resto.
Este es uno
de los problemas más importantes que tiene la educación artística hoy en día, la
infravaloración del arte no sólo por parte de las instituciones sino por parte
del alumnado. Es importante que el alumno vea más allá de lo que unos quieren
que vea y para que lo consigan es importante la figura del docente. Por tanto, nosotros como docentes podemos intentar que nuestro alumnado cambie de opinión desde su formación inicial y empiece a valorar no sólo el saber leer, saber contar, saber escribir, sino también saber pensar y saber crear.